Tras la conquista de la Península, los musulmanes fueron tolerantes con los cristianos y los judíos y les permitieron seguir practicando su religión y costumbres.
En las ciudades de al-Ándalus como Córdoba y Sevilla, tenían gran importancia. Estaban amuralladas y tenían las calles estrechas e irregulares. La parte principal era la mediana.
En las ciudades vivían muchos artesanos y comerciantes. La ciudad estaba rodeada de tierras de cultivo y una gran parte de la población se dedicaba a la agricultura.
En al-Ándalus se levantaron fabulosos edificios. Los arquitectos musulmanes construían con materiales pobres y pocos duraderos, como el yeso y el ladrillo.
lunes, 21 de junio de 2010
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